BLUSA TRANSPARENTE... ahora amielada
26 junio, 2008
**G**
Gozar como cerdos, como animales, brutos, con la razón en el larguero, faenados.
Ayer, la tarde con dos horas y algunos minutos goteados, espero dejar recuerdos que te alcancen para llenar esos días huachos, con atardeceres tontos, lánguidos, débiles y noches que parecen creadas para maldecirnos, afiebrarnos.
Tu lengua, tus besos, tus dedos talentosos que me parten, me buscan, me abren, roja lascivia, toda tu humedad volcada sobre mi cuerpo... me desbordas.
Haces que pierda el control de mis quejidos, mis jadeos. Sólo sé o sólo siento que estás en mí, hondo, profundo, intenso... aferrado a mis hombros, elevándome hasta lo más alto que me puedes llevar.
Ayer, la tarde con dos horas y algunos minutos goteados, espero dejar recuerdos que te alcancen para llenar esos días huachos, con atardeceres tontos, lánguidos, débiles y noches que parecen creadas para maldecirnos, afiebrarnos.
Tu lengua, tus besos, tus dedos talentosos que me parten, me buscan, me abren, roja lascivia, toda tu humedad volcada sobre mi cuerpo... me desbordas.
Haces que pierda el control de mis quejidos, mis jadeos. Sólo sé o sólo siento que estás en mí, hondo, profundo, intenso... aferrado a mis hombros, elevándome hasta lo más alto que me puedes llevar.
22 junio, 2008
21 (otra vez (parece que hoy empieza el invierno))
Forma con tus manos un remolino en mi cabeza.
Con todo lo que no dices, lo que escondes, lo que no me dejas ver.
No importa, quiero quedarme y morderte, beberte y fumarte, entero, sin descanso, sin correr, porque hoy no se me ocurre ninguna excusa barata para salirme en la mitad del camino.
Sin dejar que recobres tu respiración normal, viciosos, convertirnos en una nube de jadeos, con palabras en tu oído que nadie más podrá escuchar, palabras que esta tarde-noche-mañana-tarde sólo son tuyas porque así lo decido.
Transformarnos en un nudo. Dormir, abrir los ojos, un pedazo de frazada, darte, darme, darte otra vez con lo que queda de mí, un te quiero que se me arranca en el último suspiro, y que por suerte no te alcanza a llegar, pasa de largo entre la noche, el sueño, tu espalda y mi cansancio. Por suerte... se golpea contra la muralla del tornillo maldito. (Por suerte yo hablo despacio)
Convertirnos en una madeja de piernas y brazos de lana, sin saber donde comienzas tú, ni donde termino yo. Mirarte hasta aburrirme, aunque esté enojada. Furia. Emputecida.
Después, volver a mirarte, para llevarte entre las cosas buenas. Entre lo cálido, lo dulce. Como tu olor, pegado a mi cuerpo. Lo tengo en mis manos. No se va. No puedo arrancarlo, no puedo sacarlo, el agua no sirve, el perfume no sirve. No puedo extraerlo, no quiero extraerlo. Se queda en mí.
Y que tanto
Se queda en mí.
Con todo lo que no dices, lo que escondes, lo que no me dejas ver.
No importa, quiero quedarme y morderte, beberte y fumarte, entero, sin descanso, sin correr, porque hoy no se me ocurre ninguna excusa barata para salirme en la mitad del camino.
Sin dejar que recobres tu respiración normal, viciosos, convertirnos en una nube de jadeos, con palabras en tu oído que nadie más podrá escuchar, palabras que esta tarde-noche-mañana-tarde sólo son tuyas porque así lo decido.
Transformarnos en un nudo. Dormir, abrir los ojos, un pedazo de frazada, darte, darme, darte otra vez con lo que queda de mí, un te quiero que se me arranca en el último suspiro, y que por suerte no te alcanza a llegar, pasa de largo entre la noche, el sueño, tu espalda y mi cansancio. Por suerte... se golpea contra la muralla del tornillo maldito. (Por suerte yo hablo despacio)
Convertirnos en una madeja de piernas y brazos de lana, sin saber donde comienzas tú, ni donde termino yo. Mirarte hasta aburrirme, aunque esté enojada. Furia. Emputecida.
Después, volver a mirarte, para llevarte entre las cosas buenas. Entre lo cálido, lo dulce. Como tu olor, pegado a mi cuerpo. Lo tengo en mis manos. No se va. No puedo arrancarlo, no puedo sacarlo, el agua no sirve, el perfume no sirve. No puedo extraerlo, no quiero extraerlo. Se queda en mí.
Y que tanto
Se queda en mí.
09 junio, 2008
Amielados
El domingo se convirtió en dulzura, después de mil domingos llenos de angustia, una voz que ya conozco hace que me levante.
Y me voy caminando por el barrio viejo, es día de feria y la calle se llena de gente, de gatos, de peruanos que cocinan en la puerta de la casa.
Como siempre, voy pajareando, paso de largo. Por fin llego, por fin entro, por fin nos abrazamos.
Y me voy caminando por el barrio viejo, es día de feria y la calle se llena de gente, de gatos, de peruanos que cocinan en la puerta de la casa.
Como siempre, voy pajareando, paso de largo. Por fin llego, por fin entro, por fin nos abrazamos.
Te hago cariño con urgencia, aunque sé que tenemos todo el día y la noche entera. Da lo mismo, te quiero cerca y te quiero ahora.
La miel que llevo para el postre termina llenando mis labios, tu lengua, mis pezones. Estamos amielados. Completamente dulces. Pegotes. Azucarados.
De madrugada, te miro, duermes, pareces tranquilo. Yo estoy en paz, con el relajo que dan un par de orgasmos, sin embargo, no puedo cerrar los ojos, pienso como inesperadamente los caminos se van enredando, como construyes desde la nada, en lo bueno que fue ¿¿conocerte??
Sin que te des cuenta, mis manos dibujan tu cara, aprenden de memoria tu cuerpo.
Así te descubro.
Así te reconozco.
Así te hago un poco mío por lo que queda de noche.
Duermes, mi mundo se cae y rearma en un segundo. No sabes nada. Nada de nada.
Santiago está frío. No importa. Nos abrazamos, revueltos en esa cama, el invierno se siente menos invierno.
La miel que llevo para el postre termina llenando mis labios, tu lengua, mis pezones. Estamos amielados. Completamente dulces. Pegotes. Azucarados.
De madrugada, te miro, duermes, pareces tranquilo. Yo estoy en paz, con el relajo que dan un par de orgasmos, sin embargo, no puedo cerrar los ojos, pienso como inesperadamente los caminos se van enredando, como construyes desde la nada, en lo bueno que fue ¿¿conocerte??
Sin que te des cuenta, mis manos dibujan tu cara, aprenden de memoria tu cuerpo.
Así te descubro.
Así te reconozco.
Así te hago un poco mío por lo que queda de noche.
Duermes, mi mundo se cae y rearma en un segundo. No sabes nada. Nada de nada.
Santiago está frío. No importa. Nos abrazamos, revueltos en esa cama, el invierno se siente menos invierno.
03 junio, 2008
Misma
Caer hasta el fondo, con las cortinas cerradas, pensando en ese amor que creíste medio milagroso, que creíste que te acompañaría a recorrer las calles viejas que tanto te gustan, aunque ya te diste cuenta que sus palabras son de cartulina.
Piensas en el deseo. En la primera vez que tuviste a un hombre cerca de tu cuerpo. Lo desconocido. Recuerdas a tu primer y a tu último amor. El cariño que les tienes. En lo derechos que han sido contigo. En lo orgullosa que te sientes de ellos.
También piensas en la noche del miércoles pasado, después de toda esa música, cuando él te hizo el amor como ya sabías que sería, porque lo habías fantaseado durante la semana. De madrugada, comieron membrillos alucinógenos con sal, en el suelo quedaron las pepitas. Y en la mañana te fuiste a trabajar, sin ganas, porque hacía frío y la cama estaba tan tibia.
Piensas en buscar a tu padre. Pero te acobardas. Gallinita. No quieres enredar su vida y además, te cagas de miedo... Seguramente las dos direcciones que conseguiste con tus "actividades de detective" morirán en el cajón de tu oficina.
Ya no hay tiempo para retroceder el tiempo.
Piensas en ese padre que no conoces, imaginas que sus manos deben ser parecidas a las tuyas, grandotas y con los dedos largos.
Piensas en miedos propios y ajenos, piensas que a tu edad el buen amor es urgente, aunque nadie lo admita y todos se crean en un capítulo de sex and the city.
El amor urgente, era para ayer, a más tardar, para hoy en la tarde. El pedido viene atrasado, tal vez ni siquiera llegue. Te conformas con un par de abrazos, que nunca son suficientes.
Porque ahora quieres más, los pedazos ya no te alcanzan, ahora quieres todo, todo.
Piensas en el deseo. En la primera vez que tuviste a un hombre cerca de tu cuerpo. Lo desconocido. Recuerdas a tu primer y a tu último amor. El cariño que les tienes. En lo derechos que han sido contigo. En lo orgullosa que te sientes de ellos.
También piensas en la noche del miércoles pasado, después de toda esa música, cuando él te hizo el amor como ya sabías que sería, porque lo habías fantaseado durante la semana. De madrugada, comieron membrillos alucinógenos con sal, en el suelo quedaron las pepitas. Y en la mañana te fuiste a trabajar, sin ganas, porque hacía frío y la cama estaba tan tibia.
Piensas en buscar a tu padre. Pero te acobardas. Gallinita. No quieres enredar su vida y además, te cagas de miedo... Seguramente las dos direcciones que conseguiste con tus "actividades de detective" morirán en el cajón de tu oficina.
Ya no hay tiempo para retroceder el tiempo.
Piensas en ese padre que no conoces, imaginas que sus manos deben ser parecidas a las tuyas, grandotas y con los dedos largos.
Piensas en miedos propios y ajenos, piensas que a tu edad el buen amor es urgente, aunque nadie lo admita y todos se crean en un capítulo de sex and the city.
El amor urgente, era para ayer, a más tardar, para hoy en la tarde. El pedido viene atrasado, tal vez ni siquiera llegue. Te conformas con un par de abrazos, que nunca son suficientes.
Porque ahora quieres más, los pedazos ya no te alcanzan, ahora quieres todo, todo.
01 junio, 2008
heavy
Anoche soñé con otro,
pero igual desperté pensando en ti.
pero igual desperté pensando en ti.
